Foto tomada en la cordillera de los Andes, frontera entre Argentina y Chile. (M. Briones)
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo, en cambio, enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo. (Aristóteles).
¿Que te dice esa frase que escribió Aristóteles hace más de 2,000 mil años? ¿En que te enfocas cuando lo haces?
¿Muchas veces cuando nos enojamos, el propósito del enojo es desahogarse ? ¿Cuantas veces te enojas? ¿Cual es el estado o sentimiento que te invade? ¿Con cuanta frecuencia y con que intensidad lo haces? ¿Y cuando sucede en que te enfocas? ¿En el hecho? ¿Con que comportamiento o actitud lo haces?
Despues de un mal día, en tu trabajo, llegas a la casa y algo no esta bien, o sucedió algo que no esperabas, ¿Con quién te desquitas? ¿Con que intensidad te pusistes furioso? ¿El hecho de ponerte enojado, vale la pena por la situación que no estás comprendiendo? ¿Que es mejor, ponerse furioso, o escuchar con tolerancia de lo que sucedió, para luego, llegar a un acuerdo? ¿O enojarte, gritar como un león enjaulado, golpear puertas y gritar? ¿Que vale más perder una cosa o artículo dañado, que perder la calma, con la persona equivocada? ¿La falta de respeto, ante una persona, que quieres, es mejor que comprender la situación? ¿Vale más una cosa, o una persona?
¿Es la escucha el puente hacia la empatía?
